Antes de comenzar a profundizar en esta entrada, he de decir que no soy la persona más indicada para hablar de Sergio García. Lo se y lo asumo, pero las cosas son como son y los sentimientos no se pueden cambiar.
Yo vi en directo a Sergio el golpe del árbol en el PGA de Medinah (o como dirían los yankees, Medaina), vi esa jornada donde un jovencito con cara de niño ponía en aprietos a Tiger, Vi cómo celebraba los golpes y vi cómo disfrutaba jugando a golf. Vi cómo conquistó al público norteamericano con su sonrisa y su naturalidad. Y vi como el golf europeo descubrió una nueva estrella.
Desde entonces siempre he considerado a Sergio un fuera de serie. En los buenos tiempos, cuando ganaba de forma habitual torneos en EEUU y Europa y en los malos tiempos, desde su última victoria en The Players hasta hoy. Con momentos lamentables como la crítica a Augusta hace dos años o las declaraciones llenas de frustración a lo largo del verano pasado.
Sergio es para mí como esa novia idealizada a la que perdonas todo, te haga lo que te haga tú se lo perdonas, porque sabes que es especial. Sergio las ha liado como Amancio, ha meado fuera del tiesto tirando palos tras un mal golpe, jurando en hebreo delante de las cámaras y desesperando a todo el mundo con el putter. Sin embargo, yo siempre le doy una oportunidad y estoy seguro que se la seguiré dando.
Me comentaba mi hermano hace unos meses que Olazábal, hablando de Sergio, dijo una vez que era uno de los jugadores con más talento que había visto en su vida. Y José María ha visto muchos....
Comentaba que jugar una ronda de prácticas con él era una maravilla. Él te decía que golpe iba a dar antes de ejecutarlo. Va al fade botando antes de green para que entre rodando. Ésta va al draw para que al picar en green no se marche mucho por el efecto. Ahora la voy a jugar por encima de esos árboles abriendo mucho la cara del palo para intentar dejarla muerta en bandera. Y así todo tipo de golpes explicados previa ejecución. Lo que llamaba la atención no es la propia explicación, que eso lo podemos hacer cualquiera. El tema estaba en que casi siempre le salía como él quería.
Vaya, parece que me estoy enrollando bastante con el tema Sergio. Otro día profundizo más...
El caso es que el domingo tenía torneo por la mañana. Sin embargo, yo estaba pensando en que me perdía la última jornada del BMW. O al menos parte de ella. A ver ¿a qué hora salgo? Mmmm a las 9:40 en el tee de 1. Vale, calcula cinco horas largas de vuelta, más media hora entre que entrego la tarjeta y conduzco de vuelta a casa... A las 16:00 delante de la tele más o menos, me da tiempo a ver la segunda vuelta.
Llego a casa (no sin antes haber mirado el online del European Tour varias veces) y lo primero que veo es un bogey de Sergio en el 12 tras haber hecho su segundo eagle del día. Otro bogey al 13 ¡joder!, uno más al 14 ¿pero qué coño pasa? Mientras tanto, Pablo Larrazábal andaba parecido. De -18 a -16 para posteriormente fallar putts de birdie en el 17 y en el 18. Sin embargo, todo el mundo iba liado en los nueve segundos. Por ejemplo, Goosen con el putter era una sombra de lo que fue. El resto de contendientes no iban mucho mejor, parecía que nadie quería pasar de -14. Con este panorama, los dos españoles van empatados con dos golpes de ventaja a falta de poco para terminar. Y eso que no hace mucho tiempo, García iba con -19 y Pablo con -18.
Va, venga, que aún así entráis los dos en el Open...
Hoyo 16. Par cuatro corto pero peligroso. Bandera larga con agua a la derecha bastante cerca. Sergio sale con hierro para dejarse 90 metros en el segundo golpe. Cagada con el wedge, al rough y largo de bandera. Está vendido. A ver si tiene pelotas de jugarse el chip a bandera para salvar el par con el consiguiente riesgo de irse al agua (o quedarse corto como Goosen pocos minutos antes). Juega bien, conservador, pero se lleva otro bogey. Sabe que el 18 es un par 5 en el que ha hecho birdie las tres jornadas anteriores. En el 18 con eagle gana, con birdie sale a Play Off, con par queda segundo en solitario (billete para el Open) y con bogey segundo empatado, que también le vale para jugar su cuadragésimo no se cuantos Grande consecutivo.
Birdie y a Play Off.
Cinco hoyos de un Play Off de mucha calidad donde se vio lo que es cada uno. Sergio un rodillo de tee a green y Pablo un jugador tan especial como irregular, un jugador diferente de esos que cuando están en racha dan un espectáculo digo de ver pero que como estén mal, no pasan un corte.
Tres putts en el quinto hoyo de Sergio y torneo a la buchaca para Pablo con dedicatoria a su abuelo fallecido recientemente. Ambos se funden en un abrazo sincero al terminar. Objetivo cumplido. Pablo al Open ganando el torneo, pocos confiaban en verlo en el torneo hace unas semanas. Ojala siga con este estado de forma en Inglaterra, porque la puede liar.
Sergio, por su parte, con la consiguiente decepción por no haber ganado pero por otro lado, con la satisfacción de entrar en el Open también. Sin embargo, él sabe que hay que mirar más allá, que el objetivo va más lejos que ganar el BMW. Todas las etapas ya están quemadas, García está de vuelta, sabe que vuelve a ser el jugador que fue tras la mala etapa que ha pasado. Primero fue verse competitivo; check. Después jugar buenas rondas; check. A continuación entrar en la lucha por el torneo; check. Después estar entre los diez primeros, check. Lo siguiente era estar arriba en un Grande, check. Y por último, jugarse un torneo en el último hoyo, check.
Ya sólo le falta ganar, pero para hacerlo hay que estar preparado. Él sabe que ya lo está, que no hay excusas, que las cosas al final acaban cayendo por su propio peso y que el peso de la calidad en este caso es enorme.
No se cuanto tardará, pero acabará pasando. Él lo sabe, yo lo se, tú que estás leyendo esto también lo sabes y sus rivales, que no son tontos, también lo saben.
Enhorabuena Pablo, has jugado un torneo excelente sabiendo sobreponerte a los problemas. Danos un poco de regularidad y te veremos arriba en los torneos de forma habitual. Créetelo y verás que es cierto.
Enhorabuena Sergio, sigues siendo como esa novia idealizada a la que se le perdona todo. Sin embargo, ahora mismo, con tu juego, apenas hay cosas que perdonar.
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